domingo, 10 de enero de 2016

MI PERDICIÓN

Ella era perfecta.
Hasta tal punto que sólo su presencia
conseguía estremecer mi pesado cuerpo
y quebrar todos
y cada uno de mis esquemas.

Era inusual, diferente,
era todo y nada a la vez,
cuando se esfumaba a plena luz del día,
para volver a mí en forma de desvelo
y acurrucarse entre mis sábanas...

Adoraba su olor a versos y amores platónicos,
a despedidas que nunca se van del todo
y secretos que sólo ella conoce,
a felicidad, a tristeza,
a dolor enmascarado entre estrofas tímidas...

Ella era valiente.
Era capaz de gritar a los cuatro vientos
lo que nadie más osaba decir,
y, aún así,
seguía siendo mi favorita.

Ella estaba presa,
se recluía dentro de una hoja de papel,
de la tinta de un bolígrafo,
de la mente del estúpido poeta,
que, ilusamente,
piensa poseerla.
Y florecía cada mes, siempre el mismo día,
para recordarle
que jamas lograría olvidarla...

Ella era preciosa.
A veces incomprendida,
otras amada incondicionalmente,
pero hasta el más fiel amante
terminaba por abandonarla
en un fallido intento por alcanzar
aquello que se entiende por felicidad.

Ella es indescriptible,
impalpable,
escurridiza
y coqueta.

Algunos la llaman "poesía".
Yo la llamo "mi perdición"...

M. L. 

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