jueves, 26 de septiembre de 2013

ENTRE PALABRAS

Y me enredo entre palabras,
de la misma manera que la hierba trepa queriendo ser árbol,

igual que un niño triste se esconde entre los brazos de su madre,
o un gota de agua se funde haciendo charco.

Me lleno de frases, versos y poemas,
ocupando un vacío sinsentido incapaz de explicarse a sí mismo,
reciclando viejas ideas y creando nuevos recuerdos,
imaginando que quizá interesen a alguien...

Soy la misma de ayer,
con los mismos ojos pero con diferente mirada,
los mismos labios, pero con unos cuantos besos de más,
idénticas manos, plagadas de historias aún sin contar,
los mismos pies, aunque con kilómetros de sobra y cansancio a cuestas,
igual corazón, pero ¡ay de él!,
pobre iluso que se entregó hasta la saciedad
para terminar maltrecho y encadenado a la maldición del amor no comprendido.

Me resulta inútil resistirme al poder de la poesía,
del relato en prosa o verso,
de las historias plasmadas de mejor o peor manera.
Me resulta absurdo intentar esquivar esa necesidad de escribir,
pues sé que, tarde o temprano, volveré a verla,
a sentirla, a quererla, a amarla incluso,
aún con todo lo que ello conlleva.
Retornaré a sus incongruencias y sus maldades,
a sus delirios de grandeza aún cuando es poco lo que vale,
a sus gemidos en plena noche reclamando mi atención,
al gran amor de invierno, que en verano se recalienta
y en otoño cae sin remedio posible, 
floreciendo, cómo no, en primavera. Como los cerezos.

Acabaré de nuevo presa de sus encantos,
aunque también de su maldad,
de su ira incontenida y su maldita belleza.
Y es que es tan bella...

Volveré a ti, poesía,
como si nunca me hubiera ido,
y como si nunca me hubieras abandonado.
Volveré a sentirte como un huracán dentro de mi,
como un terremoto de emociones
que de todo me causan, salvo dolor.

Sabes que volveré. Y volverás a amarme.
Porque tú no eres sin mí,
y yo, sin duda alguna,
ya no sé ser sin tí...

M. L.




miércoles, 25 de septiembre de 2013

LLEGADO EL PUNTO...

Y, llegado el punto en que puede más la desidia que la pasión,
la duda que la complicidad, 
el engaño que una sonrisa...

Cuando el gato agota su séptima vida,
el agua ya no corre
y el viento no sopla con la misma intensidad...

Cuando lo dulce nos sabe amargo, 
una caricia es capaz de doler,
una canción trae malos recuerdos
y ese perfume nos hace llorar...

Llegado el punto en que todo cambia,
o quizá nada, y ese sea el problema...

En ese mismo instante, quizá demasiado pronto,
o quizá demasiado tarde,
pero nunca en el momento exacto,
tu corazón te lo pide a gritos,
y ni siquiera eres capaz de descifrar el mensaje.
No quieres hacerlo.

Continuar caminando es sencillo.
Afrontar que la piedra en el camino cada vez será de mayor tamaño,
eso... es una tarea ardua...

M. L. 

martes, 24 de septiembre de 2013

MORIR EN EL INTENTO

He intentado ser feliz.
He logrado algunos instantes de felicidad,
tristeza camuflada entre sonrisas cómplices,
momentos alegres, segundos de placer,
oscuridad cubierta de un blanco radiante...

He intentado ganar enseñando mis cartas,
he sospechado sabiendo la respuesta,
he gritado en silencio
y he llegado a la meta sin empezar la carrera.

He buscado la felicidad,
ansiado un futuro
y soñado una ilusión,
y en todos los casos,
en todos y cada uno de ellos...

he muerto en el intento...

M. L.

domingo, 8 de septiembre de 2013

YO

Siempre despeinada, y siempre con lo puesto.
Ando alborotada por la vida
como aquél que nada tiene que perder,
tan sólo el tiempo.
Suspiro demasiadas veces al día, quizá,
o demasiado pocas,
añoro tantas otras,
y lloro cada vez que no tengo motivos.

Mi sonrisa transmite simpatía
cuando quizá ande rota por dentro, o... ¿quién sabe?
Mis andares, firmes aunque dudosos,
me llevan a lugares donde jamás quise estar.

Sueño cada día un poquito más,
¿a causa de qué?, pregunto yo...,
escribo, canto, relato, no callo, molesto, susurro,
me canso de ser yo, y, otra vez, comienzo de nuevo.

Soy yo y mis circunstancias,
a veces tan vanales, otras tan profundas,
mis recuerdos, mis palabras y, sobre todo, mis silencios,
mis ganas de sentir y de entregarme
junto al miedo de retomar antiguos sentimientos,
mis ojos como la hierba,
mis labios sonrosados, 
mis manos temblorosas al compás de cualquier melodía pegadiza,
mis oídos siempre atentos,
mis piernas pequeñas y carnosas,
mi cuerpo y mi alma,
dos en uno,
o quizá, una que se esconde dentro del otro...

M.L.

sábado, 7 de septiembre de 2013

MÁS QUE DOS

No es que te extrañe,
es que ansío a cada instante el aroma de tu pelo y tus caricias.
No es que te quiera,
es que tus ojos son aquellos que deseo en cada despertar.
No es que te desee,
es que tus curvas me hacen perder la cordura,
y me llevan a un lugar infinito plagado de placer.
No es que me gustes,
es que tan sólo tus ojos
pueden transmitir tanto, incluso estando cerrados.

No te amo, mi vida, no te amo.
Te llevo tan dentro que es más que amor.
Tus labios son tan dulces que temo morir por sobredosis,
mas bendita muerte sería.

No te escribo,
pues todas las palabras del mundo
quedarían insignificantes ante un mínimo susurro tuyo,
un gemido, un suspiro, o simplemente tu respirar...

No es belleza lo que admiro cuando mis ojos te recorren,
es mucho más, más que una diosa recién tallada por las manos más expertas.

No es amor ni pasión,
no es arrebato ni locura.
No es más
que el sentimiento más bello del mundo,
la sensación más desconocida y a la vez más sentida.
No es más, que más que amor,
más que pasión,
más que arrebatos de locura contenida.
Más que tú. Más que yo.
Más que dos.


- M. L. -

martes, 3 de septiembre de 2013

ES POSIBLE...

Y es extraño contemplar
cómo a veces, lo más sencillo se convierte en algo imposible,
cómo el entendimiento se transforma en sordera,
o las palabras en balas mortales.
Cómo lo cotidiano se torna extraño
o lo amado en olvidado...

Esperar es sinónimo de angustia,
sorprender, de utopía,
el dolor se nos antoja inevitable,
y la paciencia inexistente.

¡Ay, Señor!, seas quien seas...
No llegará mi alma a comprender
el porqué de tantos "¿por qué?", 
la necesidad de tanto complicarse,
o la muerte de algo tan vital como la sinceridad.

Quizá sean cortas mis entendederas,
o quizá tan sólo analice, piense, y hable demasiado.
Tal vez mi vida pueda simplificarse,
y me empeñe en volcar mis esfuerzos en cambiar lo ya fijado.
Es posible que sospeche demasiado, y pregunte más aún.

Y, efectivamente... es extraño contemplar
cómo a veces, lo más sencillo se convierte en algo imposible,
cómo el entendimiento se transforma en sordera,
o las palabras... en balas mortales...


M.L.