martes, 30 de abril de 2013

AFUERA LLUEVE...

Es extraño...

Ahí afuera llueve a mares. Litros y litros de agua que se pierden entre las juntas de las baldosas, los adoquines, el asfalto, la ropa de la gente, los paraguas... Hace frío, y la gente se guarece bajo capas de ropa que esconden cualquier resquicio de humanidad. Y es extraño.
No hablo de sentir frío por las bajas temperaturas, ni de temblar por un escalofrío inoportuno. No hablo de gorros de lana ni de abrigos enormes adornados con bufandas. No pretendo hablar de eso.
Hablo del frío de la ausencia. Del calor que desprenden dos cuerpos unidos que comparten algún tipo de sentimiento que tan sólo ellos conocen. Hablo de cubrirse con la piel, cuando el resto del mundo huye de la húmeda e indeseable lluvia. Hablo de los momentos a solas que jamás deben ser compartidos.

Es extraño, sí, extraño el hecho de ausentarse de todo, tan sólo por unos labios, una mirada, un suspiro... Que alrededor todo se mueva, y en un pequeño espacio se detenga el tiempo, a causa de una caricia que eriza hasta la más ínfima capa de piel. Que el olor que se desprende no sea el de la tormenta, sino el de un torbellino de emociones entrelazadas, causantes de más de una sonrisa.

Es extraño, creedme, cuando, a pesar de nuestras ansias de control, en esos momentos llamemos a voces al descontrol más absoluto y ciego, a los deseos más primarios y escondidos, fundidos con un toque de dulzura proveniente de unos labios pecadores. Pero en contraposición, no resulta tan extraña la idea de la repetición cuando estamos hablando de nosotros. 

Afuera llueve, pero es aquí dentro donde nos mojamos.

M.L.

lunes, 22 de abril de 2013

ÁMAME, TE DIJE...


Participemos en el juego que proponen nuestras miradas. Seamos cómplices del silencio, y no esclavos de palabras. Disfrutemos de la sorpresa de lo inesperado, del susurro de mis manos en tu pelo, de la sonrisa tímida que esconde frases no dichas, de la dulzura de saber que tan sólo depende de nosotros…


Anhelemos el momento no vivido, el beso no robado aún, la brisa de un “te quiero” inaudible, la sospecha de la eternidad de una caricia… Mírame a los ojos, y lee en ellos cuanto callo, cuanto debo mostrar con hechos, pues el viento nos robará cuanto digamos.


Intuyo deseos de ser tu espacio, tu camino aún por descubrir, tu anhelo de libertad en días de cárcel, tu sombra en tiempos de desaliento… Brotan ansias al pronunciar tu nombre, soñar con tu boca o rozar tus caderas de manera más o menos casual. Soy errante entre tus curvas y peregrino en el camino hacia tu felicidad…


Ámame te dije, y así fue. No con promesas vanas ni cuentos con finales inventados, no con volátiles palabras, sino con la complicidad del roce de tus labios, no con el tiempo justo, sino con todo aquel que desees darme… 

Ámame te dije, ámame sin condiciones pero con miedos, sin falsas esperanzas pero con pies de plomo, sin recuerdos pasados ni vistas al futuro… Sé tan sólo mi presente, mi ahora, mi instante… Sé aquello que deseé, sin pensar en lo que desearemos luego.


Escrito el 26 de Octubre de 2012 

M.L.

miércoles, 10 de abril de 2013

VERSOS

Recuerdo que jugaba, recuerdo que soñaba,
recuerdo que pasaba largas horas en la cama.
Recuerdo que el primer amor fue dulce y traicionero,
que al final del cuento siempre hay moraleja, y lo prefiero.

Enamorarme, reirme, besar, decepcionarme,
soñar con el amor cuando lo tengo delante,
sonreir sin prejuicio, quien no quiera que no mire,
mi tristeza no es visible, me gusta sentirme libre.

Me acuerdo de las tardes paseando sin destino,
con amigos o vecinos, no existían enemigos,
queríamos llegar a tocar el cielo algún día,
no sabía que en sus brazos yo sola lo alcanzaría.

Hicimos mil promesas de amistad y confianza,
jugábamos a ser mayores, bendita ignorancia,
la inocencia perdida me muestra cuanto aprendí,
que no es más fácil sonreír que explicar lo que te pasa.

Cuento por millares las veces que naufragué,
tan sólo unas pocas en las que creí vencer,
aprender es la clave, sacar en conclusión
que si ofreces un perdón ganarás algo más grande.

Y hablo de amor como de algo tan difícil,
que cuando lo tienes duele y es tan fácil de perder,
pero que a la vez buscamos como un tesoro escondido
que alguien puso en el camino acompañado de placer.

Si mi almohada hablara... pobre de ella,
sospecho que sabe mucho más de lo que enseña,
noches dando vueltas, gritando en silencio a oscuras,
noches compartiendo la mayor de las locuras.

Soy tan diferente que termino siendo igual,
soy difícil de tratar, víctima en la intimidad,
un cordero degollado pero con la piel de lobo,
un charco de agua que se ha transformado en lodo
.

M.L.